En estos días estoy leyendo a Harold Bloom en su libro "Jesus and Yahweh - The names divine", un tema que siempre me interesa, especialmente tratado de una forma racional e interesante. Que así es como lo hace este famoso profesor de Yale y respetado crítico literario. Pero no, no es de él en especial de lo que va esta entrada, aunque si de lo que el escribió en un artículo hace ya algunos años (me agrada comprobar que coincidimos hasta el momento en estos dos temas, con un tercero por venir, que se que tiene un libro sobre Borges)
Vamos a copiar aquí lo que él dijo y despues mi opinión. Esperando, como siempre, que seguidamente agreguen lo vuestro:
"La decisión de otorgar el premio anual de la Fundación Nacional del libro (Nacional Book Foundation) a Stephen King por su "contribución distinguida", es un nuevo peldaño en descenso dentro de un proceso dirigido a anestesiar la vida cultural. En el pasado me he referido a King como escritor de noveluchas, pero quizás incluso ese término sea demasiado amable. No comparte nada con Edgar Allan Poe. King es un escritor inmensamente inadecuado que fundamenta su prosa en ir dejando oración tras oración, párrafo tras párrafo, libro tras libro.
La industria editorial ha caído terriblemente bajo al otorgar a King un premio que previamente había recaído en novelistas como Saul Bellow y Philip Roth o el dramaturgo Arthur Miller. Al concederlo a King se reconoce únicamente el valor comercial de sus libros, que se venden por millones pero aportan al género humano poco más que mantener el mundo editorial a flote. Y si éste va a ser el criterio para el futuro, el año próximo el comité podría premiar por su "contribución distinguida" a Danielle Steel, y seguramente el Premio Nobel de literatura debería recaer en J.K. Rowling.
Escribí hace un par de años sobre este asunto, cuando me pidieron un comentario sobre Rowling. Fui a la librería de la universidad de Yale, compré y leí "Harry Potter y la piedra filosofal". Sufrí muchísimo. La escritura era espantosa y el libro horrible. Mientras leía, me daba cuenta, por ejemplo, de que cada vez que un personaje salía a dar un paseo, la autora escribía que el personaje “iba a estirar las piernas”. Comencé a marcar en el revés de un sobre cada vez que se repetía esta frase. Me detuve sólo cuando había marcado varias docenas de veces en el sobre. No me lo podía creer. La mente de Rowling está gobernada por clichés y metáforas muertas de manera tan exagerada que no le queda otro estilo de escritura.
Escribí mis apreciaciones en un periódico, me contestaron que los niños sólo leían a J.K. Rowling y me preguntaron si después de todo no era mejor eso a que no leyeran nada. Si Rowling era lo que necesitaban para agarrar un libro, ¿no era algo positivo? No, no lo es. "Harry Potter" no motivará a nuestros niños a leer "Precisamente así" (Just so Stories) de Kipling, "Trece relojes" (Thirteen Clocks) de Thurber ni "El viento en los sauces" (Wind in the Willows) de Kenneth Graham, o la "Alicia" de Carrol. Más tarde leí una generosa y cariñosa reseña de "Harry Potter" escrita por el mismísimo Stephen King. Escribía lo siguiente: "Si estos niños están leyendo 'Harry Potter' a los 11 12 años, cuando sean mayores leerán a Stephen King". Y estaba en lo cierto. Cuando un niño lee "Harry Potter" efectivamente estás siendo entrenado para leer a Stephen King cuando se mayor.
La sociedad y la literatura están siendo anestesiadas y las causas son variadas y complejas. Yo tengo 73 años y en un toda una vida dedicada a la enseñanza de la lengua inglesa he podido ver la degradación del estudio de la literatura. Mi ayudante de investigaciones me dijo hace dos años que ella había estado en un seminario donde el profesor había empleado dos horas en repetir que Walt Whitman era racista. Ni siquiera se puede catalogar de una tontería. En los 50 y comienzos de los 60, se creía que los grandes poetas románticos ingleses eran Percy Bysshe Shelley, William Wordsworth, Lord Byron, John Keats, William Blake, Samuel Taylor Coleridge. Sin embargo, hoy han pasado a ser Felicia Hemans, Charlotte Smith, Mary Tighe, Laetitia Landon y otros nombres que ni siquiera soy capaz de escribir. En algunos cursos a lo largo del país se está enseñando a una dramaturga de cuarto orden como Aphra Behn en lugar de enseñar a Shakespeare.
Recientemente hablé en un funeral con mi Viejo amigo de Yale Thomas M. Green, quizás el especialista más distinguido de literatura renacentista de toda su generación. Me dijo: tengo la sensación de que algo muy valioso se ha terminado para siempre.
Hoy hay cuatro novelistas americanos vivos que siguen trabajando y que merecen todos nuestros elogios. Thomas Pynchon sigue escribiendo; mi amigo Philip Roth; "Meridiano de sangre", de Cormac McCarthy, es una novela equiparable a Moby-Dick y "Submundo" de Don DeLillo es otro excelente libro.
Sin embargo, el premio de este año se le otorga a Stephen King. Un error lamentable."
La industria editorial ha caído terriblemente bajo al otorgar a King un premio que previamente había recaído en novelistas como Saul Bellow y Philip Roth o el dramaturgo Arthur Miller. Al concederlo a King se reconoce únicamente el valor comercial de sus libros, que se venden por millones pero aportan al género humano poco más que mantener el mundo editorial a flote. Y si éste va a ser el criterio para el futuro, el año próximo el comité podría premiar por su "contribución distinguida" a Danielle Steel, y seguramente el Premio Nobel de literatura debería recaer en J.K. Rowling.
Escribí hace un par de años sobre este asunto, cuando me pidieron un comentario sobre Rowling. Fui a la librería de la universidad de Yale, compré y leí "Harry Potter y la piedra filosofal". Sufrí muchísimo. La escritura era espantosa y el libro horrible. Mientras leía, me daba cuenta, por ejemplo, de que cada vez que un personaje salía a dar un paseo, la autora escribía que el personaje “iba a estirar las piernas”. Comencé a marcar en el revés de un sobre cada vez que se repetía esta frase. Me detuve sólo cuando había marcado varias docenas de veces en el sobre. No me lo podía creer. La mente de Rowling está gobernada por clichés y metáforas muertas de manera tan exagerada que no le queda otro estilo de escritura.
Escribí mis apreciaciones en un periódico, me contestaron que los niños sólo leían a J.K. Rowling y me preguntaron si después de todo no era mejor eso a que no leyeran nada. Si Rowling era lo que necesitaban para agarrar un libro, ¿no era algo positivo? No, no lo es. "Harry Potter" no motivará a nuestros niños a leer "Precisamente así" (Just so Stories) de Kipling, "Trece relojes" (Thirteen Clocks) de Thurber ni "El viento en los sauces" (Wind in the Willows) de Kenneth Graham, o la "Alicia" de Carrol. Más tarde leí una generosa y cariñosa reseña de "Harry Potter" escrita por el mismísimo Stephen King. Escribía lo siguiente: "Si estos niños están leyendo 'Harry Potter' a los 11 12 años, cuando sean mayores leerán a Stephen King". Y estaba en lo cierto. Cuando un niño lee "Harry Potter" efectivamente estás siendo entrenado para leer a Stephen King cuando se mayor.
La sociedad y la literatura están siendo anestesiadas y las causas son variadas y complejas. Yo tengo 73 años y en un toda una vida dedicada a la enseñanza de la lengua inglesa he podido ver la degradación del estudio de la literatura. Mi ayudante de investigaciones me dijo hace dos años que ella había estado en un seminario donde el profesor había empleado dos horas en repetir que Walt Whitman era racista. Ni siquiera se puede catalogar de una tontería. En los 50 y comienzos de los 60, se creía que los grandes poetas románticos ingleses eran Percy Bysshe Shelley, William Wordsworth, Lord Byron, John Keats, William Blake, Samuel Taylor Coleridge. Sin embargo, hoy han pasado a ser Felicia Hemans, Charlotte Smith, Mary Tighe, Laetitia Landon y otros nombres que ni siquiera soy capaz de escribir. En algunos cursos a lo largo del país se está enseñando a una dramaturga de cuarto orden como Aphra Behn en lugar de enseñar a Shakespeare.
Recientemente hablé en un funeral con mi Viejo amigo de Yale Thomas M. Green, quizás el especialista más distinguido de literatura renacentista de toda su generación. Me dijo: tengo la sensación de que algo muy valioso se ha terminado para siempre.
Hoy hay cuatro novelistas americanos vivos que siguen trabajando y que merecen todos nuestros elogios. Thomas Pynchon sigue escribiendo; mi amigo Philip Roth; "Meridiano de sangre", de Cormac McCarthy, es una novela equiparable a Moby-Dick y "Submundo" de Don DeLillo es otro excelente libro.
Sin embargo, el premio de este año se le otorga a Stephen King. Un error lamentable."
Harold Bloom, en Los Angeles Times del 24 de septiembre de 1993.
Recuerdo que hace como un par de años Vargas Llosa estuvo en Estocolmo y tuve la chance de preguntarle sobre esto, de lo menos que se lee ahora por la nueva competencia que enfrenta el libro contra recientes medios de acceso a información y la crisis del libro de papel en general. Y le dije que si alguien leía algún libro masivamente y este se vendía por millones solía ser algo de Rowlings o Dan Brown. Recuerdo que me sorprendió un poco cuando me dijo algo como que "estaba bien" y que su nieta leía Harry Potter un poco en la linea de "peor es no leer nada". Por eso me agrado el ver reivindicada mi opinión en este artículo de Harold Bloom.
Yo pienso que a la gente le gusta leer como le gusta escuchar música. Y, que la lectura en sí no tiene ninguna virtud especial si no nos cambia y nos hace ser más humanos y reflexionar sobre esto. Lo que pasa es que demasiado a menudo existe la imagen del lector como alguien intelectual y en camino a una cierta clase de sabiduría o erudición. En la mayoría de los casos no es así y esto es, hasta cierto punto, natural y ordinario.
Si vamos a ser lectores que se dejan llevar por lo que les gusta. Al menos en mi caso y el de las personas que quiero, desearía que hubiese una cierta estética enriquecedora. Que se lea algo que al menos valga el papel en el que está impreso.
Digamoslo de este modo:
Mientras menos lea una persona menos importará lo que lea (ya que obtendra las cosas que llenan su cabeza seguramente por otros medios de su preferencia y esto ya va fuera de la intención de esto que escribo ahora). Mientras más lea pues a aprovechar esta facilidad de obtener placer mediante la contemplación de símbolos sobre papel. La capacidad de apreciar un buen libro desarrolla nuestro espíritu crítico y este "aprender a pensar" lo extenderemos automaticamente a otros campos de nuestra existencia, inclusive a nuestro quehacer cotidiano. Enriquecernos y entretenernos al mismo tiempo es todo un logro. Muy similar al de las personas que se ganan la vida trabajando en algo que harían igualmente y gratis en su tiempo libre.
6 comments:
Yo creo que cada uno decide lo que quiere leer. Nunca se puede censurar... me parece que eso implica que quien lo dice se cree superior al resto. Quien se cree un intelectual corre el peligro de ser también un estúpido que necesita encubrirse con ese estilo de chorradas. Cuando era pequeña no leía Harry Potter sino entre otras cosas los cuentos de Poe: no me siento superior ni soy una intelectual por ello!
Si, cada uno debe decidir lo que va a leer.Y sólo se debe censurar la censura. La crítica es ya otra cosa. Y la crítica literaria, en este caso, una opinión más o menos autorizada,que uno sigue o no a su antojo. Pero, como decía Harrison Ford :"One man: One vote".
Yo, hasta mi adolescencia sólo leía libros de animales y no por eso era un salvaje (y al que diga que si,le meto un flechazo!)
A veces he dicho algo que lei en un periodicucho y parecia algo "brillante" y a veces he dicho algo que lei en una enciclopedia de reconocida editorial y no "pasaba nada". Lo importante es encontrar algo sabio en cada contenido. Es un circulo "vicioso" como se que eso "no sirve": leelo primero. Entonces se forma el dicho: aunque sea leelo.
Ademas pienso en la Clasificacion del libro, es "diferente" leer una novela que un libro universitario o una revista porno. Volvemos a lo mismo: Lo importante es leer.
el cuy endiablado.- sabe mas por lector que por diablo.
Alberto, has aplastado el moscardón que me andaba zumbando y yo no podía atrapar. El de los niveles de lectura: superficial o profunda, pesada o ligera,en serio o en broma, por placer o por obligación. O para que nos dure lo que dura el viaje en bus, hasta el examen o para toda la vida.Supongo que la gracia debe estar en tener la capacidad de distinguir y sobre todo en ser capaces de leer en los diferentes niveles por igual.
Holaaa Guelyyy
Tenemos otra cosa en comun, tambien he leido a Harold Bloom ;D
Oye, que ya son varias cosas no? :)
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