Space...The final frontier. Aunque uno se haya vuelto un comprador más selectivo frente a la mayor oferta de libros, llega el momento en que tenemos simplemente que decidir obligados por cuestiones de espacio, que libros tendrán que ser retirados de nuestra biblioteca personal. Lo que no es tan terrible si consideramos que generalmente será algún ejemplar que reposa años sin haber sido mas que rutinariamente hojeado, uno en pasta blanda y ya conseguimos el más deseado hardcover (miro de reojo a mi colección de Marilyn) o queremos regalar algo a alguien que lo apreciará tanto como nosotros pero no lo posee.
Seamos francos, buenos y lindos libros están hoy más baratos que nunca. Ejemplares por los que años atras no hubiésemos dudado pagar un bien ganado dinerito hoy pueden ser nuestros por unas moneditas a traves de Iberlibro, Amazon o nuestra bazar de caridad favorito. Mejor aun, se nos ofertan o nos enteramos de obras de cuya existencia ni teniamos idea (ultimamente he encontrado tantas y tan atractivas historias de la ciencia ficcion que no se por donde empezar... a comprar). Yo particularmente siento que los que gustamos de coleccionar libros vivimos en un periodo, una edad de oro. el tiempo del "compre, compre!" . Quiero verlo como una inversión para mi hipotética vejez. Yo, que desde chico suelo soñar encontrando libros deseadísimos en anticuarios de remotas callejuelas, jamás imaginé vivir el día en el que la gran mayoría de gente considerara al libro como un objeto obsoleto. Y, aunque evidentemente los que mas lo desprecian son los que en principio menos los aprecian no puedo negar que ya simplemente no debo comprar todo lo que quisiera, no tanto porque no pueda sinó por ser un futil acto de mera acumulación (ya sabrán algunos a lo que me refiero). Que estuviesen "para recoger" de puro baratos y buenos. Y es que hay tanta gente que se quiere deshacer de los suyos y hay tantas tiendas online. A rio revuelto ganancia de pescadores.
Al mismo tiempo se edita muchísimo menos, poquísimo se reedita y ya la mayoría no volverá jamás a impregnarse con la tinta de una imprenta. Simplemente ya no es negocio. Agreguémos que los editores bibliófilos a lo Jacobo Siruela o Ernest Farino son una especie en extinción. Además, algunos pueden ser revisados en la net o leidos en algún aparato y eso le basta a la mayoría. Mayoría en la que no incluiremos a los quijotes que creemos que el libro es el invento más ingenioso de la humanidad, claro está.
Pero así y con todo, ya no puedo guardar tras la fila del anaquel una segunda (o tercera?) edición de Cien años de soledad (salvo que sea una edición crítica o especial, claro está). Cada vez se hace más apretado el meter un nuevo volumen pese a que los reacomode horizontalmente o hunda para ganar espacio al fondo de la estantería. La situación se pone casi seria cuando el problema no es ir a Ikea por una nueva estantería sinó cuando nos rompemos la cabeza pensando dónde vamos a poner la nueva (o la vieja que moveremos para dar sitio a la flamante). Y, si me saben guardar el secreto, están leyendo a un tipo que se mudo a un departamento más grandecito no porque tuviera más hijos. Entienden?
Mayor selectividad a la hora de comprar, saber dejar partir lo innecesario, disfrutar de lo que ya tenemos y sobretodo, buena caza!!
Y me consuelo pensando en que tendré una mejor colección de libros sin que ocupe mucho más espacio. Que será mas esencial. Calidad sobre cantidad, digamos. Que aprenderé mas cosas y mis ideas se harán más sensatas. Que, basicamente,me dará más satisfacciones al perderme en el mínimo laberinto de mi Alejandría personal.
Mujer leyendo en una mesa (Pablo Picasso, 1932) |