Plaza San Martín según un cromo del álbum El más y El Menos |
Contar algo acerca de el volver luego de muchos años al pais en que uno nació y creció. Reconocerlo inexorablemente cambiado, diferente, retocado, es la intención de esta nota.
Regreso al Perú, a Lima especificamente, luego de diecisiete años. Revisito lugares, objetos y seres queridos. Invariablemente se me pregunta que "cómo lo encuentro" (con más viejos cines convertidos en iglesias, casas reemplazadas por edificios, con demasiados autos y ruido, más moderno, superpoblado, mestizo, más bullanguero y colorinche en su mayoría de lo que siempre fue. La inexorable peruanización de Lima iniciada ya muchas décadas atras más asentada e irreversible que nunca.
La falta de lluvia mantiene la geografía natural de Lima como un desierto polvoriento y pedregoso lo que sumado al smog de los vehículos reviste con desagradable frecuencia de una capa de pegajosa suciedad todo lo que en otro ambiente la lluvia limpiaría, asoma asi un aspecto de decadencia y descuido. Es entonces fácil señalar quién prioriza la limpieza y quien no.
Parafraseando a Serrat "Sería todo un detalle, todo un gesto de urbanidad" que los municipios impartieran algunas nociones de color y armonía para que mucha gente se diera cuenta que los colores con que pintan sus casas son en notorios casos terribles.
Una de las maneras más simples de cometer suicido para el que va a pie debe ser el uso apropiado de los cruceros peatonales.
Las calles por las que de memoria podría orientarme a ciegas me confunden con sus nuevas o renovadas estructuras al ser contempladas a mi paso. Sin embargo y sorpresivamente por algunos lugares, como olvidados por el comercio y los albañiles, se mantiene sereno y detenido el tiempo. Aunque basta llegar a una gran avenida para que se rompa el encanto y volver al futuro.
Mi querido zoológico El Parque de Las leyendas mejor que nunca. La Costa Verde (casi, ya casi) finalmente verde.
A estas alturas de mi vida y creencias encuentro la cantidad de cruces y gigantista parafernalia cristiana ciertamente irritante.
La gente no sin cierto orgullo hablando de comida mas de lo que la memoria me permite recordar (demasiadas pollerías) que ya la gente no come en casa? Como si a la mayoría no se le ocurriera mejor idea para un negocio que alimentar transeuntes. Por cada chifa que desapareció existen tres nuevos. Atracciones inútiles para uno que, hace no muchos meses atrás, decidió no comer carne.
La situación económica de las personas? Pues algunos mejor, otros igual, casi nadie (de los que conozco) peor. La cultural? Lo mismo. Aunque en este caso "igual" no quiera decir algo necesariamente bueno. Que me quedé con las ganas de pegarle un jalón de orejas al muchacho que, en el vasto y laberíntico Campo Ferial Amazonas, preguntó por "la obra El Antimperialismo de Victor Ayala" confundiendo al ideologo peruano Victor Raul haya de La Torre y su El Antimperialismo y el APRA con el futbolista paraguayo.
Las tiendas de alquiler de videos extinguidas por las de venta de películas pirata. El transporte urbano, caótico, peligroso y confundidor no sólo para el recien llegado. La televisión nacional podrida con programas insoportables (fenómeno mundial del que uno ya se curo simplemente renunciando completamente a ella) aunque todo el mundo recomendando la ingeniosamente chistosa serie The Big Bang Theory.
No poco optimismo y mucha esperanza por la moderada bonanza o estabilidad económica de los últimos lustros.
Noté plazas y parques más limpios y cuidados. Noté la existencia de una cierta conciencia cívica, de un querer cuidar lo de todos, de un positivo aprecio por el ornato.
Clásico balcón en la Plaza de Armas |