Cuando uno tiene cuatro años de edad no sabe mucho. Yo tenía mi casa, mi familia, algún amiguito, mis juguetes y la televisión. No sabía leer ni escribir, no tenía heroes, ni podía salir fuera de la casa sin alguien que me cuidara...
Hasta que una noche que nunca olvido nos sentamos a ver la tele mis padres, mi abuelo y yo, porque "El hombre iba a llegar a la Luna".
El nombre de Neil Armstrong, la trinidad de "Armstrong, Collins y Aldrin" se grabaron entonces en mi mente.
Armstrong se convirtió inmediatamente en mi héroe. Con admiración, emoción y las lágrimas unánimes de mi familia frente a la pantalla de la TV acaso intuí en ese instante que "el primer hombre en la luna" ha sido el único ser humano que en un mágico instante hizo que toda la humanidad fuese una sola. Por un momento (acaso irrepetible en la historia) todas las razas, religiones, políticas, riquezas y pobrezas del mundo fueron dejadas de lado para celebrar el paso que este americano del mundo daba. Por un buen tiempo no hubo nada imposible en el futuro de la humanidad y ya nada nos detendría. Podríamos conseguir la paz, podríamos acabar con el hambre, las guerras y los odios. Niños y viejos nos sentimos jovenes y aventureros. El cielo... ya no era el límite.
A partir de entonces, y por un periodo de tiempo (de esos que para los niños no parecen acabar nunca) respondía sin duda a la consabida pregunta "Qué quieres ser de grande?" con un certero: "Astronauta!"
La ciencia ficción se había hecho realidad. Lo hasta entonces quimérico, historico. El hombre lo podía todo si le ponía empeño. La Odisea del Espacio había dado su primer paso indiscutiblemente triunfante, el Viaje a las Estrellas se veía a la vuelta de la esquina, en 1980 ya estariamos en Marte y el 2000 quién sabe donde. Se nos subieron los humos porque los recuerdos del futuro ya tenían sentido y la humanidad esperanza. Ahi estaba él, Neil Armstrong, en fantasmales imágenes televisadas para probarlo.
De ahi, a dibujar cohetes y astronautas que se adentraban en la negrura salpicada de infinitas y pacientes estrellas esperándonos. De ahi, a saber lo que significaba atmósfera, módulo lunar, via satélite, Via Lactea, los nombres de astros y planetas.
Una Nueva Era, New Age, de Aquario, Era Lunar o como quisiera llamársela nos podría invitar con una sonrisa al día siguiente en pleno desayuno a aventurarnos, estar Perdidos en el Espacio y cruzarnos, porque ya no, con un O.V.N.I. y tener, finalmente, los imaginados Encuentros Cercanos del Tercer Tipo. Se podía cambiar de nombre a la reciente y poco confiable Era Atómica por el más optimista de Era Espacial.
Los años, las décadas, pasaron. La Era Espacial perdió el filo de su época de dorada. Los ideales de los sesentas envejecen y mueren como sus mortales voceros. La ciencia ficción dura se vuelve a anquilosar en ciencia ficción (ya no despega, se queda en la tierra) y Neil Armstrong, el wasp de pocas palabras y nervios templados acaba de morir.
Sólo nos queda el Futuro (lo que puede ser no poco). Ya veremos.
El video siguiente presenta a los padres de Armstrong en el concurso de televisión "Cuál es mi secreto?" el mismo día en que se enteraron su hijo sería astronauta, varios años antes de la hazaña. No tenían idea que el sería el primer hombre en la Luna. Nadie la tenía. Sin embargo le preguntan a la mamá: Qué haría si su hijo fuese el... Exacto!
2 comments:
Cuántas cosas enormes para nuestro entendimiento ocurrieron con esta hazaña. Algunas siguen ocurriendo. Muy bueno tu post Guely!
(Eduardo)
Gracias, Edi. que con tu comentario tengo la chance de releer lo que escribo y así encontrar y corregir los errores que el apuro y la falta de práctica no me dejan ver cuando los publico.
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